Si nos
preguntamos, ¿qué es la estética? Puede ser algo difícil de definir, aunque
cada uno tiene la suya propia y muchas veces sin ser consciente. Cada persona
tiene su estilo propio y sus gustos, incluso en el vestir, no es casualidad ir
vestido de determinada manera. Todo tiene su explicación y
mejor o peor cada uno tenemos una estética definida que,
nos hace identificarnos con nuestro ser interior, con nuestros gustos y con lo
que nos atrae. Es una manera de sentirnos identificados con lo que nos interesa
y decidir qué y a qué no le vamos dedicar nuestro valioso tiempo. Dando un
paseo por Florencia, te das cuenta que su estética es brutalmente atrayente,
todo en su conjunto va acorde y nada desentona. Miles de visitantes, en una
ciudad realmente bella, mires por donde mires todo parece estilizado,
armonioso, sintonizado. Una ciudad que aflora arte en todos sus rincones y te
hace sentir extasiado durante todo su transcurso, no puedes dejar de mirar,
observar, investigar, algo realmente mágico, debe ser un sentimiento parecido
al de un niño cuando visita Disneylandia, te deja un impacto interior que, aún
cuando pasan los días, te siguen pasando sus imágenes por la mente, incluso
algunos sueñan con ella.
Sta. Maria Novella |
Divisar
la imponente cúpula de Brunelleschi de Santa María di Fiore, en la que
Verrocchio remató con una bola y una cruz a 114,5 metros de altura, gracias a
la grúa que Leonardo Da Vinci diseñó para poder colocarla, deja boquiabierto a
cualquiera. Acercarse y ver que le acompañan su campanile y baptisterio de
mármol tricolor en su conjunto, todo un gozo para los sentidos. Al igual que la
maravillosa fachada de Santa María Novella de Alberti, construida entre los
años 1458-70, con absoluta simetría y a modo de los arcos triunfales romanos,
presumiendo de un integrado frontón flanqueado por volutas, puro preciosismo.
La primavera. Boticcelli. Los Uffizi |
Pasando por sus dos famosas
galerías, la Academia dónde se encuentra el David de Miguel Ángel con sus
cinco metros de altura imponentes y la Uffizi que alberga obras tan
interesantes, entre otras, como El nacimiento de Venus y La primavera de Boticcelli, Judith y
Holofernes de Artemisa Gentileschi, La Venus de Urbino de Tiziano o el impactante Baco de
Caravaggio, que te mira, como si te llamara para invitarte a compartir ese vino
que sostiene en su mano en la brillante copa, un cuadro que causa verdadero
impacto por su clara definición, realismo, iluminación, te deja atónito, una
sensación difícil de explicar.
Baco. Caravaggio. Los Uffizi |
Siguiendo
con los palacios, como el Strozzi y el Vechio abierto al público a diario, la
estudiada fachada del Rucellai, cumpliendo la superposición de los órdenes,
modelo a seguir como solución a las fachadas palaciegas de la época e inspirado
en El Coliseo, pasando por el
Medici-Ricardi de Michelozzo, de planta cuadrada con patio interior como la
mayoría e integrado en el centro ciudad. Cruzando el Ponte Vechio, el Pitty,
impresionante por su grandeza y robusto almohadillado, recordando su carácter
defensivo y de fortaleza con excepcionales jardines.
Palacio Rucellai |
Todo, hasta lo más mínimo en está ciudad, los
edificios, los palacios, las iglesias, etc… está en consonancia, está acoplado,
constituye un repertorio que les permite vivir en común de manera armónica,
establece vínculos con los visitantes, les hace tener y ser conscientes o no,
de la experiencia estética que están viviendo mientras callejean, es cuando
puede pasar que el objeto se enfrente al sujeto y conecten entre ellos, aporta
una especie de poética visual que, permite fusionarse automáticamente con esa
magia que fluye en el ambiente, es cuando dentro de nosotros aflora la
sensibilidad y nos toca la fibra, pero no entiendes muy bien el porqué. Esas
sensaciones les afectan a numerosas personas al pasear por Florencia, son las
sensaciones florentinas que te llevas para siempre dentro de ti.
Galeria de los Uffizi |
Enteramente bella como pocas y con una carga
histórica importante. De allí, surgió parte del estilo del arte renacentista de
la época, su punto de partida y de expansión por otros lugares, evolucionando
en cada momento, desde el urbanismo hasta las bellas artes, donde coincidieron
grandes artistas, pintores, escultores, arquitectos y gracias a sus mecenas
tuvo un desarrollo próspero y vital. Aunque sus enfrenamientos entre las
poderosas familias en el siglo XV por hacerse con el gobierno, fueron motivo de
muchos capítulos de disputas sociales y políticas. En su momento creó una
inestabilidad para sus ciudadanos, grandes cambios en el ambiente económico,
social y cultural en una refinada atmósfera intelectual, cuyas élites se habían
entregado al arte, a la poesía y a la filosofía.
A pesar de todo, pasearse por sus calles,
siendo consciente de todos los episodios que se vivieron en esa época y ver que
su arte sigue estando ahí, al pie del cañón, poder sentirlo, es algo mágico que
te hace viajar más de 500 años atrás y pensar que aún podemos pisar los mismos
adoquines, es una sensación que no tiene precio, es inexplicable y enormemente
atrayente, es arte en su conjunto, unido todo en una ciudad que te envuelve,
arte, arte en estado puro.
*Fotografías realizadas por Silvia Fau en su reciente estancia en Florencia.
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